Lo que hacemos en la vida tiene eco en la eternidad

sábado, 21 de mayo de 2011

Vive el presente y aprende del pasado, pero solo eso aprende.

Un importante aprendizaje que puede hacer cualquier persona es empezar a valorar y a centrarse en el presente, en vez de estar pensando constantemente en lo que ocurrió en el pasado o estar ansioso por lo que pueda suceder en el futuro.

Vivir en el presente es el mayor regalo que nos podemos dar a nosotros mismos, se trata de concentrarse en lo que sucede ahora mismo. Y a poder ser centrarnos en lo que está bien, ya que si nos obsesionamos con lo que no, lo único que conseguimos es deprimirnos y bloquearnos. 

En muchas de las situaciones que vivimos a lo largo del día hay muchas cosas buenas, pero también otras menos buenas. Todo depende de cómo lo veamos nosotros mismos, tenemos que partir de lo positivo para trata de solucionar lo menos positivo. 


Si dejamos de preocuparnos por el pasado y por el futuro, nos sentiremos mucho mejor, vivir el presente siempre ayuda, ya que es sobre lo que podemos actuar. No sirven de nada las lamentaciones por lo que podríamos haber hecho, ni tampoco lo que esperamos hacer dentro de un mes. 

Hay que prestar atención a lo que tenemos en el presente, y por supuesto saber valorarlo. 

Para poder dejar el pasado atrás, primero hay que aprender de él. No tenemos que revivir una y otra vez aquellos momentos menos positivos o tristes, eso no ayuda. Lo que hay que hacer es aprender de aquella experiencia, sacar información valiosa y seguir a delante. Hay otras personas que en lugar de revivir una y otra vez su pasado, simplemente tratan de evitarlo, evitan sacar conclusiones, por lo que no aprender nada. Lo que les lleva a cometer los mismos errores que cometieron anteriormente. 

Del pasado lo que tenemos que extraer son una serie de aprendizajes que nos ayuden a que nuestro presente sea mejor. El pasado es inamovible, no puede cambiarse, pero sí podemos aprender de él. 

Así cuando te toque enfrentarte a una situación parecida, dispondrás de más recursos y experiencia que te ayudarán a hacerlo mejor que en el pasado. Y si no es así, la palabra fracaso no existe simplemente tendrás que reorientarte y volver a intentarlo. 

Hay que aprender a no vivir pendiente del futuro, pero eso no quita para que planeemos. Eso nos ayuda a disminuir el miedo por lo desconocido (el futuro ya que sabemos por qué hemos actuado de este y no de otro modo. 

Si no planeamos lo que vamos a hacer, vivimos permanentemente preocupados por lo qué haremos el próximo día. Por eso hay que centrarse y planear lo que queremos hacer en el futuro pero desde el presente. 

Es imposible predecir lo que nos sucederá en el futuro, pero es mucho mejor planear en base a lo que queremos que esperar y dejar que otros decidan por nosotros. Eso en definitiva se traduce en certeza y confianza hacia uno mismo. 

Esto es aplicable tanto en la vida laboral como personal, si no sabemos qué es lo que queremos conseguir difícilmente lo conseguiremos. Al marcarnos unas claras metas se hace más fácil alcanzarlas y si además las acompañamos de un plan de acción, mucho más. El plan por supuesto debe ser realista, con expectativas pero realista. 

La forma más eficaz de alcanzar nuestra meta es fijando un rumbo claro, que nos fije la dirección que tenemos que seguir. Una dirección que revisaremos casa cierto tiempo para que no se desvíe de nuestra meta. 

Aprender de todo lo expuesto aquí puede ayudar a cualquier persona, ya que se trata de organizar el futuro desde el presente con lo aprendido en el pasado y con un objetivo y un plan de acción bien marcado. 

Se trata de equilibrar nuestra vida en un barco que tenemos que manejar con claridad y sin ir a la deriva. 

Y como dice un querido amigo, para atrás solo dan sustos, el tiempo corre y no se detiene por ti, vive tu presente día a día.

Con afecto, 
Andres Guzmán 



No hay comentarios:

Publicar un comentario